jueves, 29 de noviembre de 2007

Lo "viejo" y lo "nuevo"

Como muchas otras ramas, el periodismo ha experimentado sucesivos cambios a lo largo de su historia. Cambios que afectan a la profesión y a los profesionales. Y todos estos cambios casi siempre vienen marcados por los avances tecnológicos. Es la tecnología la que marca, en muchos casos, los ciclos evolutivos de determinados avances y la que acorta la duración de los mismos cada vez a mayor velocidad.
En el caso del periodismo un ejemplo claro de esto es la evolución seguida por los sistemas de composición: la composición manual de Gutenberg fue utilizada durante prácticamente 400 años; la composición mecánica representada por la linotipia apenas resistió 100 años; y, en la actualidad, la composición en frío o fotocomposición va dejando atrás los diferentes modelos de fotocomponedoras a una velocidad de vértigo, quedando viejas casi antes de que sean asumidas por los usuarios.
Hoy en día, la tecnología es responsable de la aparición de los denominados "nuevos medios" y de los cambios que los mismos están originando en el trabajo diario de la profesión periodística. Cambios que nos afectan de forma directa como profesionales del periodismo y que nos llevan forzosamente a reflexionar sobre ellos.
La aparición del Nuevo Medio no supone forzosamente la desaparición de los ya existentes, sino la necesidad de complementarse. Es por eso que los medios clásicos, fundamentalmente la prensa, seguirán existiendo y volverán a adaptarse a las nuevas circunstancias como lo han hecho en el pasado.
Sin embargo es en la credibilidad, donde reside la verdadera clave del futuro de los medios periodísticos en la red. En un contexto de superabundancia informativa, y como ya ha sucedido a lo largo de la historia con los medios tradicionales, los nuevos medios deberan demostrar a sus potenciales usuarios la veracidad y ponderación de sus informaciones o serán descartados por éstos.
Pero si la libertad de interacción y de colocación de información en la red es una de las características más "democráticas" de Internet, estos mismos elementos pueden constituir el mayor peligro del "nuevo medio".
Y esta reflexión sobre la credibilidad nos lleva a pensar en la otra parte del problema: como asegurar que los contenidos de la red responden a una mínima ética. Es decir, como garantizar la privacidad, el control y evitar el abuso sobre los datos que circulan por la red. Si en la red es prácticamente imposible que existan filtros para la libre circulación de la información. Esto no debe significar en ningún caso la introducción de normas de censura encubiertas, sino garantías para los usuarios, las empresas y los propios profesionales

Ma. Cecilia Cordoba

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